Segunda Jornada de Reflexion "La Justicia en la Argentina"

NFORME SOBRE EL DESARROLLO DE LA
II JORNADA DE REFLEXIÓN (24 - 09 – 2005)

El 24 de septiembre de 2005, se llevó a cabo la II Jornada de Reflexión, convocada en la Casa de Nazaret, para tratar el tema: “La Justicia en la Argentina”, conformando un panel integrado por los Dres. Rodolfo Capón Filas, Ángel Atilio Bruno y Mario de Almeida. Fue invitado también a participar del panel el Dr. Enrique Pereyra Duarte, quien no pudo asistir por encontrarse en la fecha, cumpliendo funciones como miembro del Consejo Nacional de la Magistratura.

A pesar de que los disertantes son ampliamente conocidos por sus antecedentes profesionales y académicos, presentamos la siguiente síntesis:

Dr. Rodolfo Capón Filas
Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, Juez en la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, Fundador y Presidente Honorario del Equipo Federal del Trabajo, Autor de numerosos libros y publicaciones, - Profesor Universitario, Decano Académico del Departamento de Derecho Público y Social de la Universidad A. Kennedy, Profesor emérito de Universidades del país y del extranjero, miembro honorario y consultor de varias organizaciones internacionales del Trabajo

Dr. Ángel Atilio Bruno
Abogado, Doctor en Ciencias Políticas, Diputado Nacional (m.c), Convencional Constituyente de la Ciudad de Buenos Aires, Vice-Presidente del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal y de la Federación de Argentina de Colegios de Abogados, autor de publicaciones sobre Derecho, participa en diversas comisiones que trabajan en el tema del mejoramiento de la Justicia en la Argentina.

Dr. Mario De Almeida
Abogado, especialista en mediación, Profesor Universitario, Autor de libros y artículos sobre medios alternativos de Justicia y derecho laboral.-

Apertura: Dr. Edgar Romero Giaccaglia
Estos encuentros se programaron desde el año pasado a inspiración y empuje de nuestro amigo, compañero y maestro Dr. Horacio Sueldo, quien nos remitía una cantidad de cartas (escritas a máquina y enviadas por correo postal), incitándonos a crear este espacio de diálogo y de acción cívica fundado en el humanismo de raíz espiritualista, con prescindencia de todo partidismo político y de confesionalidad religiosa. Un ámbito pluralista que no es solamente un ámbito de diálogo sino también de acción cívica, o sea, de compromiso con la realidad. Así es como efectuamos la Primera Jornada en mayo del corriente año, en la que Horacio Sueldo tuvo la responsabilidad de la disertación de fondo. Hizo un análisis histórico de la realidad del país, de los valores y disvalores de la Patria y de la necesidad de que los principios humanistas informen a la sociedad y a las instituciones.-
Impulsados por este espíritu, el Grupo Promotor creyó conveniente comenzar a tratar los distintos temas que preocupan a la comunidad, y aprovechando la circunstancia de que tres integrantes de este grupo, son especialistas en derecho, en distintas ramas del derecho y de la justicia, creímos conveniente tratar el tema de la problemática de la justicia en la Argentina y de algunas propuestas de reforma.-
Sabemos, por todo lo que trasciende en la opinión pública, por los medios y por la experiencia personal, de los graves problemas por los que está atravesando la justicia, el servicio de justicia y el poder judicial en el país. La Justicia está pasando por una situación que se la puede calificar de crisis dentro de la crisis generalizada de las instituciones y de los valores en la Argentina. Esta crisis ha llevado al descreimiento de la sociedad en la Justicia y nos plantea una serie de interrogantes: - ¿Existe una real independencia del Poder Judicial?; -¿La justicia es la concreción del derecho o es la concreción de intereses particulares o intereses del poder político de turno? La morosidad en la justicia es una realidad; su lentitud afecta a todos los sectores sociales, desde el más desposeído, (que suelen ser manipulados y víctimas de las injusticias, la instrumentación y las persecuciones de los poderes económicos y políticos), hasta el más privilegiado, pasando por las clases medias, que muchas veces ven sus derechos negados, con una sensación de desamparo por una justicia lenta e ineficiente; -¿Hay corrupción en la Justicia?. ¿Las demandas sociales que se manifiestan a través de la opinión pública son justas?, ¿Algunas veces no se sentencia, no se condena por los medios de comunicación, a los supuestos victimarios por anticipado, antes de que se defina la justicia? Que finalmente se define lenta, tarde. Todos estos problemas y todos estos conflictos sociales e institucionales que se plantean, los hemos puesto en consideración de los panelistas, ilustrados panelistas, porque tienen suficientes antecedentes,(ya por todos conocidos), en el ejercicio de la función pública, de la magistratura, en la cátedra universitaria, en los tratados y publicaciones referentes a la justicia y al derecho, y que ahora los hemos convocado, para que dialoguemos sobre toda esta problemática de la justicia, a esta mesa redonda, sobre los siguientes tópicos: 1)La justicia en la Argentina; 2)Las demandas de la sociedad y la crisis del Poder Judicial; 3) Valores y vicios en el servicio de justicia; 4) Opinión pública y justicia; 5)Poder Político y Justicia; 6) Lineamientos y propuestas para una Constitución idónea, eficaz e independiente al servicio de los Derechos Humanos, la Legalidad y el Bien Común.-
Vamos a iniciar esta jornada, dándole quince minutos a cada orador del panel, para que haga su exposición. Luego de que hayan expuesto los tres oradores, los concurrentes podrán hacer todas las preguntas que crean necesarias. Tenemos hasta las trece horas en que está programado el almuerzo. Efectuaremos la mesa redonda por orden de abecedario: el primer expositor será nuestro apreciado amigo Dr. Angel Atilio “Cacho” Bruno.-

Exposición del Dr. Angel Atilio Bruno.
El otro día, hablando del tema con Federico (Bauchwitz) y con Edgar (Romero) me decía Federico que siempre que escucha hablar de la Justicia, escucha hablar parcialmente de la Justicia, de algún tema dentro de los muchos que tiene la Justicia y que siempre le da la sensación de que se está “emparchando” la problemática de la Justicia, que nunca pudo tener una visión sistémica de esa problemática. Y medio me desafiaba a que en el panel de hoy utilizáramos una mirada sistémica sobre la cuestión de la Justicia. Y creo que tiene razón, por lo cual voy a intentar avanzar por el camino que él proponía.
¿Qué es esto de la Justicia entonces?. A primera vista puede ser entendida como Poder Judicial pero, sin embargo, la justicia excede muchísimo a ello. Si vamos a lo más profundo, la justicia es una virtud, y es una virtud que potencialmente está en todas y cada una de las personas y no sólo en los jueces y en los abogados. Es la virtud de dar a cada uno lo suyo. Así entendida, la justicia debe ser reconocida como un valor central, fundamental, para la vida comunitaria. Porque no puede haber una sociedad que funcione bien si no está basada en la justicia y en la solidaridad, que es el otro valor por excelencia en la vida comunitaria y que yo creo que de alguna manera supera a la justicia, porque la solidaridad está más cercana a la caridad, al amor, que a la justicia, ya que no es sólo dar a cada uno lo suyo sino dar más, dar aún, lo que a lo mejor no le corresponde por justicia pero si le corresponde por este otro sentido del amor al prójimo. Entonces, se podría hacer una reflexión fuerte sobre la justicia como virtud, la justicia como valor social indelegable y la importancia de que esto exista en una sociedad para que esta sociedad empiece a funcionar. Sin duda que uno de los dramas que tiene hoy la Argentina es que no hay ni solidaridad ni justicia. No hay solidaridad como modo de vida, no como acto emocional de dar una limosna cuando me la piden o cuando hay una campaña para recaudar o dar algo para tal o cual fin, sino solidaridad como estilo de vida, como actitud permanente. Creo que esto está faltando en el país, y en el mundo yo diría, y que lo que está vigente es su contracara, esto es, un gran individualismo, el avanzar cada uno por su cuenta, sin tener en consideración a los demás y sin respetar siquiera las norma fijadas, que cuando se pueden vulnerar se vulneran. Y ese individualismo genera injusticia, genera lo injusto.

Esta justicia como virtud puede ser vista desde el punto de vista conmutativo o distributivo. La justicia conmutativa, que es la que en general se resuelve en los Tribunales, o entre dos o más personas en la vida cotidiana, es la que se refiere al derecho personal de cada uno frente al otro o frente al Estado, es decir, es una cuestión de uno frente a otro por un problema concreto. En cambio, la justicia distributiva es la que se realiza para el conjunto; es la que, en general, está a cargo del Estado y es hacer lo que llamaríamos la sociedad más justa, es tratar de lograr el Bien Común, que todos los que viven en un país se desarrollen, que todos los que somos ciudadanos tengamos las oportunidades de desarrollarnos plenamente como personas. Hasta aquí estamos hablando de la justicia como virtud, o actividad virtuosa, que excede el cometido del Poder Judicial.
Primero, el acceso a la justicia. No podemos hablar una buena justicia en un país si la mitad de ese país no puede acceder a la justicia por diversos problemas; y en nuestro país sucede eso. A los Tribunales no van todos los que quieren o deberían ir, en primer lugar, porque muchísima gente no conoce sus derechos; en los centros urbanos generalmente se los conoce, pero en los sectores más marginales no se conocen los derechos y nadie se los enseña ni se los explica. Pensemos nomás en los agrupamientos humanos del Gran Buenos Aires, del conurbano, o en las localidades mas alejadas del interior del país: la gente no conoce sus derechos, no conoce que tiene derecho a reclamar, a pedir justicia, a ser resarcido frente a tal o cual situación; vive sin justicia, sin saber cómo acceder a la justicia. Desde el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, a principios del año 2002, intentamos poner un granito de arena para ayudar a mejorar esta situación, y publicamos los “Manuales de Educación Legal Popular”, que eran pequeños cuadernillos sobre los temas más básicos; violencia familiar, problemas laborales, accidentes de tránsito, algunas situaciones penales elementales, escritos de una manera muy lega, casi como un cuento, con indicaciones precisas sobre adónde ir en caso de que les pasara este tipo de cosas. Para redactar estos Manuales se realizaron concursos, así es que estaban muy bien hechos, por su contenido y también por diagramación, ágil y práctica. El cuello de botella fue pensar en la distribución: “bueno están muy bien los Manuales, pero ¿cómo hacer para que lleguen a los que los necesitan?”. Era todo un problema, y se eligió un sistema presuntamente masivo, que no es tal, a través de un diario que llega a todo el país. Resulta que al diario lo lee poca gente, y no precisamente los que no pueden acceder a la justicia. Pero, de todas maneras, los Manuales, fueron muy útiles. Muchos ejemplares se destinaron a bibliotecas populares, y también se distribuyeron a través de los Colegios de Abogado. Pero, para atacar a fondo el problema hace falta una enseñanza popular amplia y masiva, que debería estar a cargo de la escuela primaria y de todo el sistema oficial de educación, y de otras instancias del Estado, además de los Colegios de Abogados, de las ONG, etc. Debería haber una enseñanza lega de los derechos fundamentales de la gente, con una clara mención de adónde acudir para hacerlo valer.
El segundo pilar, que es fundamental, es la integración y la conformación del poder
judicial. Acá hay dos temas básicos, la independencia del poder judicial y la
capacitación e idoneidad del poder judicial. Ambas cosas, durante muchos años en la Argentina no existieron, porque el Poder Ejecutivo nombraba a los jueces discrecionalmente, no siempre a los capaces sino a los amigos. Y esto aparejaba, además, muy poca garantía de independencia, porque el amigo respondía finalmente al interés de quien lo nombró. En la reforma constitucional de 1994 se incorpora al Consejo de la Magistratura, institución que comienza a tener vigencia en el país cuatro años después, para ocuparse básicamente del nombramiento de los jueces. Pese a que todavía falta mucho para que funcione adecuadamente, la creación de la institución ha sido un gran avance y ha perfeccionado el sistema anterior. El Consejo de la Magistratura designa a los jueces de manera bastante más neutral y con bastante mayores garantías que lo que era el sistema anterior, porque el Consejo de la Magistratura está conformado por distintos estamentos (jueces, abogados, legisladores, académicos), y, a su vez, estos estamentos eligen a sus representantes a través de elecciones directas. Hay muchos vicios en la ley que organizó el Consejo de la Magistratura: de hecho no es equilibrada su composición como lo establece la Constitución, porque equilibrar quiere decir igualar, vale decir que los distintos estamentos tendrían que tener la misma cantidad de representantes, como lo hemos puesto en la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, donde hay tres representantes de los jueces, tres representantes de los abogados y tres representantes de los legisladores. En cambio, en el Consejo de la Magistratura de la Nación hay ocho legisladores (cuatro diputados y cuatro senadores), cuatro jueces, cuatro abogados, dos académicos y un representante del Poder Ejecutivo, y se habla de que muchas veces se actúa a través de “alianzas corporativas”. De todas formas, en el Consejo de la Magistratura tienen gran importancia los Jurados, que se conforman también con representantes de los distintos estamentos, y que se sortean para cada nombramiento. Y estos jurados son los que toman las pruebas de idoneidad a los postulantes, que se someten al examen en forma anónima. En definitiva, pese a que hay varias cuestiones a corregir, el Consejo es un avance claro a favor de la idoneidad y de la independencia de los jueces. Y también es un avance el Decreto del actual Presidente de la Nación, que se autolimita en sus facultades para designar a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, ya que abre una etapa de consultas e impugnaciones. Y este “pilar” que es la independencia e idoneidad de los jueces se completa con la Escuela Judicial, que depende del Consejo de la Magistratura, que capacita permanentemente a los jueces (y a los postulantes a jueces) a través de cursos, seminarios etc. Esto también habría que mejorarlo, porque esos cursos son voluntarios, y habría que hacerlos obligatorios. Pero igualmente es un avance. Y también deberían realizar capacitación continua obligatoria los empleados del Poder Judicial, y ser elegidos más cuidadosamente.

El tercer elemento o “pilar” básico es un ordenamiento jurídico adecuado. Esto es casi obvio: no puede haber justicia con leyes injustas. Si bien los jueces a veces pueden “interpretar” la ley y adecuarla al caso concreto para dictar una sentencia más justa, si el ordenamiento jurídico en general es inapropiado, la consecuencia será vivir en situación de injusticia. Hay algunas ramas del Derecho que son claves, como por ejemplo las leyes laborales, o las impositivas, para hablar de justicia social. Y, hoy por hoy, hay retrocesos en el campo de la legislación laboral, y el régimen impositivo es bastante regresivo, porque se grava más al consumo que a los bienes o al capital. Por supuesto podríamos hablar mucho sobre nuestro ordenamiento jurídico, sobre si es justo o no, pero se nos iría todo el día, y más si lo analizamos entre políticos, como somos todos aquí. Pero sólo dejo planteado el tema para dejar en claro que, aunque los otros “pilares” funcionen bien, si el régimen jurídico es injusto, no podrá haber justicia verdadera. Por otra parte, además de leyes justas, también habría que tener leyes procesales mucho más eficaces que las que tenemos hoy en día. Los procesos se hacen muy largos, y se permiten muchas acciones dilatorias, que son empleadas por quien cree que va a perder, para demorar todo lo posible una sentencia, a expensas del derecho del que tiene razón. En este campo de lo procesal, muchos consideran que habría que ir hacia los juicios orales, donde el juez esté en contacto con las partes y pueda resolver rápidamente. Esto se aplica ya en la justicia penal. Acá la cuestión es equilibrar dos principios que parecen oponerse: la celeridad por un lado y la seguridad o certeza por el otro. Parecería que, a veces, por ir rápido, no se otorgan todas las garantías de defensa necesarias. Habría que ir hacia un sistema equilibrado.

El cuarto “pilar” es la existencia de una infraestructura suficiente. Esto quiere decir que el Poder Judicial debe contar con los elementos materiales modernos y apropiados para actuar bien. Hoy en día la infraestructura deja mucho que desear. Edificios incómodos, expedientes que se amontonan, escaso uso de la informática, etcétera. Con relación a los expedientes, por ejemplo, todavía se siguen haciendo legajos, donde cada hoja nueva es cosida a mano, con hilo, en ese legajo. No se trabaja todavía en red informática, y los edificios, en general, han quedado chicos, con muebles y dependencias obsoletas. Lo ideal sería que hubiera expedientes informatizados, empleando la firma digital, que se pudieran seguir desde los Estudios de los abogados, y no que, para consultarlos, se tenga que ir diariamente a los Juzgados, hacer colas muy largas, y a veces el expediente no se puede ver porque se está trabajando con él. Y todo esto de la infraestructura está en directa vinculación con la cuestión presupuestaria. No sólo es escaso el presupuesto para remediar estas cuestiones, sino que hay una pelea no resuelta sobre quien es el que maneja el presupuesto del Poder Judicial, si la Corte o el Consejo de la Magistratura. Y también afecta el tema sueldos, que provoca huelgas de los empleados a cada rato. Y también hay diferencias con los sueldos de los jueces, que no quieren pagar el impuesto a las ganancias, amparados en la cláusula constitucional de los “salarios intangibles de los jueces”. En fin, si no se resuelven los problemas de infraestructura, tampoco se podrá hacer justicia en tiempo y forma para todos.
Mi tiempo de exposición está agotado. De manera que voy terminando con una breve síntesis. La Justicia sustantiva es dar a cada uno lo suyo, y en este sentido, todos tenemos que ser justos en nuestra vida diaria, no sólo los jueces al dictar sentencia. Y la justicia que sólo pueden hacer los jueces, es decir, cuando existen reclamos de uno contra otro, necesita, para comenzar, que todos puedan, igualitariamente, acceder a ese reclamo de justicia. Luego, que quienes la imparten sean probos e independientes, que las leyes que deben aplicar sean justas, y que se cuente con los recursos materiales suficientes. Muchas de todas estas cosas faltan en la Argentina de hoy, y, tal vez, lo más preocupante, sea el desapego a la ley que tenemos los ciudadanos, que cada vez que podemos, la transgredimos. Hay un incumplimiento generalizado de la ley, producto del individualismo del que hablamos al principio. Pero ésta, que es una cuestión central en la sociedad de hoy en nuestro país y en muchos otros, no podría ser desarrollado ahora, sino que lo dejo planteado para otro próximo encuentro. Muchas gracias.

Exposición del Dr. Mario de Almeida:
Capón Filas - una pequeña digresión – “Nadie es profeta en su tierra”. Aquí tenemos a un gran maestro del derecho, un verdadero jurista. Nosotros acá no lo valoramos, pero en el extranjero lo valoran muchísimo y lo valoran mucho más que nosotros porque advierten que Capón Filas además de jurista ha hecho escuela, una escuela propia reconocida internacionalmente; por eso lo lógico es que sea él el orador que cierre las exposiciones.
Querría invitarlos, como hizo Bruno, a que hagamos una pequeña reflexión sobre la justicia, la justicia como virtud, la justicia como valor. El dio unos elementos y yo quiero incorporar otros. Para poder descubrir qué es la justicia o qué es ese dar a cada uno lo suyo, tendríamos que empezar a reflexionar sobre qué entendemos por la persona, por el hombre.
El hombre naturalmente es un ser indigente, y en su indigencia tiene necesidades, tiene necesidades básicas, tiene necesidades culturales o afectivas y tiene necesidad de el Absoluto. Las necesidades básicas el hombre las satisface a través de los bienes que le ofrece la naturaleza, los cuales usufructúa en forma directa o a través de la transformación por medio del trabajo. Estos conceptos solo quiero enunciarlos, pero no quiero dejar de destacar que ya aquí se abre todo un campo ético en la relación del hombre con la naturaleza. Este tema sé que no vamos a tratarlo en esta reunión, pero sí quiero destacar la importancia y trascendencia que tiene esa relación entre el hombre y la naturaleza. Lo mismo con los semejantes, es decir, el hombre necesita del otro, el hombre no es solitario. El hombre llega al mundo por la intermediación de dos, el hombre permanentemente necesita satisfacer esa necesidad de encuentro con el otro, con la familia, con la escuela, con los amigos, con todos. Pero además de esa necesidad, el otro lo constituye al hombre, yo no soy sin el otro, yo no soy sin ustedes, ustedes me constituyen. Adviertan que cuando nos referimos en muchas circunstancias al hombre decimos es el hijo, soy hijo, no, estoy hijo; soy expositor, no, estoy expositor; ustedes me constituyen a mi. Soy el marido, soy el amigo, es decir, el otro me constituye, yo no soy sin el otro, me constituye plenamente, para ser plenamente necesito del otro y eso importa, como les decía hace un rato, la solidaridad, naturalmente tenemos que ser solidarios para ser plenamente.
Y de acuerdo a como nosotros nos comportemos y de acuerdo a la conducta que adoptemos hacia los bienes de la naturaleza y hacia la relación con el otro, se nos abre una tercera dimensión que es la dimensión al Absoluto, es decir, el hombre naturalmente también tiene una tendencia al Absoluto. Algunos lo encontrarán en la felicidad, otros lo encontrarán en la excelencia, otro lo encontramos en Dios, pero naturalmente buscamos el Absoluto, pues si bien somos finitos lo finito nunca nos satisface, buscamos algo que trascienda, buscamos un infinito.
Y, ¿Qué es la Justicia? Decíamos que era dar a cada uno lo suyo, y ¿qué es lo suyo de cada cual? Lo suyo de cada cual son esos bienes que necesitamos para satisfacer las necesidades, para satisfacer las necesidades básicas, para satisfacer las necesidades culturales y espirituales. Eso es la justicia, todo el mundo tiene derecho a eso, ese es el concepto de justicia y ese es el concepto de solidaridad y es el concepto también de que el otro me constituye, de que ya no soy yo sino nosotros.
Ahora bien, ¿Cómo se realiza la justicia en nuestro país en la actualidad? Voy a repetir algo que dije en un curso organizado por la Asociación de Magistrados y que provocó cierto asombro entre los jueces. No creo que el poder judicial esté en crisis, lo que creo es que el poder judicial está obsoleto. No estoy muy convencido de que se pueda solucionar el problema de la justicia cambiando normas jurídicas. Nosotros tenemos jueces muy buenos, habrá excepciones pero en general los jueces son excelentes, son idóneos y afortunadamente la mayoría de los jueces son honestos, habrá algunos casos excepcionales como en todos los órdenes de la vida, pero el problema es más profundo. Los cambios que se han producido en la sociedad, en el campo de la ciencia, las comunicaciones, el comercio etc., hacen que ésta no soporte el sistema jurisdiccional, esencialmente lento e imposible por su propia naturaleza de acelerarse.
Una de las soluciones son los métodos alternativos de resolución de conflictos, que van mucho más allá de lo que es la mera mediación o el arbitraje. Nosotros todavía a los métodos alternativos de resolución de conflictos no los hemos llegado a comprender en su magnitud, inclusive generalmente cuando se habla de estos temas nos referimos a ellos como una cuestión de segunda, ¿no es cierto?, sin reconocer la trascendencia que tienen. Les adelanto, les comento que existen escuelas, distintas escuelas, donde se han estudiado y se han analizado a fondo estos temas.
En general, en nuestro país, estos sistemas se pusieron en vigencia a principio de la década del noventa, el motivo, fue un motivo político más bien, hasta alguien habló de privatizar la justicia, se decía de reducir y simplificar el problema del Poder Judicial ¿no?, disminuir los juicios, quizá esa haya sido la intención que tuvo el Ejecutivo cuando conoció estos sistemas.
A los primeros mediadores, los primeros que se formaron, eran treinta, se los mandó a Estados Unidos a la Escuela de Harvard y, casi todos fuimos formados en esa escuela; esa primera escuela fue la que tuvo la mayor influencia. Pero al poco tiempo nos hemos ido capacitando, nos hemos ido formando en otras perspectivas y ahora se siguen distintos métodos. La Escuela de Harvard, típica de Estados Unidos, tiene como objetivo principal resolver el conflicto, le interesa que el conflicto se resuelva; por supuesto que no voy a analizar en detalle cada uno de los métodos, porque supera esta reunión, pero les diría que, así, esencialmente, lo que a ellos les preocupa y les resulta importante es resolver un conflicto y en general, la persona llega a tratar de resolverlo fijando posiciones. Se reúnen, cada uno tiene una posición y trata de defenderla, aunque a veces no coincide con el interés o, mejor dicho, generalmente no coincide con el interés.
Algún ejemplo ayudará para que adviertan cómo se manejan a veces estos sistemas de resolución de conflictos que superan y satisfacen más que la sentencia de un juez. En principio, estos sistemas sostienen que resuelto el conflicto hay un ganar - ganar, que ambas partes ganan. A veces cuesta comprenderlo, pero es mucho más común de lo que ustedes creen. Les voy a poner dos ejemplos; uno de laboratorio, que se encuentra en todos los libros y otro de algunas experiencias que he tenido. El de laboratorio: dos hermanas quieren una naranja y en la casa hay una sola naranja. Interviene la madre ¿qué haría?, cortar la naranja en dos, pero la madre que es una mujer inteligente, una gran mediadora, advirtió que una quería la cáscara para hacer una torta y la otra quería la pulpa, entonces peló la naranja y a una le dio la cáscara y a la otra le dio la pulpa, y así, ganaron las dos. Este ejemplo de laboratorio a mi se me ha presentado en estos diez años, en que soy mediador, en muchas oportunidades.
Voy a poner un ejemplo real: una farmacia tenía una deuda muy importante con una droguería que no la podía pagar y la droguería le cortó el crédito. Se fue a una mediación, el farmacéutico reconoció la deuda, reconoció los intereses, en definitiva lo que debía y el laboratorio le reabrió el crédito y aceptó el pago en cuotas y la farmacia pudo seguir trabajando ya que a esos artículos los tenía que comprar en otro lugar mucho más caros. Ganaron los dos. El farmacéutico tenía que pagar la deuda porque la debía y el laboratorio cobró la deuda con un plazo que le concedió y el farmacéutico consiguió que le reestablezcan el crédito. Como este ejemplo les podría poner otros, pero no quiero cansarlos.
Hay otras escuelas: la Escuela Circular Narrativa, que es de una psicóloga, Sara Cobb, que la sigue aquí una psicóloga social que trabaja mucho en Morón, María Inés Suárez. A esta escuela ya no le preocupa tanto resolver el problema sino que lo que le preocupa es mejorar la relación entre las partes, mejorando la relación entre las partes, superando eso, generalmente tiene como consecuencia la resolución del conflicto, es decir, que pone el acento en otro aspecto. No vale la pena que explique cómo es el sistema porque no tiene mucho sentido.
Una tercera escuela, es la Escuela Transformadora. La escuela transformadora ya tiene inclusive un cariz político, sostiene que a través de estos sistemas, a lo que se debe llegar es a una transformación de las estructuras. Christopher Moore, profesor de los Estados Unidos, que también estuvo en la Argentina y que dio aquí algunas conferencias, es el que sostiene esta doctrina.
Y tengo que mencionar también una escuela nuestra, una escuela argentina, que es aquella en la que entendemos que lo fundamental es la paz, porque sabemos que la justicia es el presupuesto de la paz; donde no hay justicia, no hay paz y la preocupación es la paz.
Existen varios recursos complementarios a lo que llamamos la mediación; uno de ellos es la mediación-arbitraje, es decir, se prevé una mediación y si no hay acuerdo se opta por el arbitraje. Esta mediación-arbitraje la importancia que tiene es presionar para que los que están en conflicto traten de llegar a un acuerdo que siempre resulta más beneficioso.
Existe otra, que cuando yo la leí en Estados Unidos, me pareció propia de la ingenuidad de los yanquis, pero, a veces uno por soberbia prejuzga a los demás y me di cuenta que era interesante, útil y que la utilizábamos bastante nosotros; es el sistema arbitraje – mediación, primero el arbitraje y después la mediación. Los yanquis utilizan el sistema así, cuando hay arbitraje, el árbitro dicta el laudo, convoca a las partes, hecha el laudo sobre la mesa, se va y los deja, dicen que si a la hora el sobre está abierto, se resuelve el arbitraje y si está cerrado trata de mediar. Me pareció totalmente ingenuo eso. Pero después me di cuenta que nosotros los argentinos lo utilizamos mucho. -¿Cuántas veces mi estimado amigo Rodolfo (Capón Filas), nos llaman los jueces y nos dicen? “¡tengo la sentencia en el cajón!, los invito a conciliar, la sentencia sale mañana!” y está en el cajón y el juez la tiene resuelta y sin embargo conciliamos. ¿Por qué?, porque ya tuvimos un expediente que tramitó, ya sabemos con qué contamos, y aquella postura en la cual nos negamos a conciliar o a arreglar el litigio al iniciar el juicio, al terminar, cuando las cartas ya están echadas, podemos modificarla.
Otro de los sistemas son las pericias, se han utilizado y acá también se utilizan, que pueden ser vinculantes o no vinculantes, Hubo una experiencia de una mediadora, Viviana Poblete que, donde había un conflicto que debía resolverse previo informe de un perito, que era imprescindible para contar con elementos para la resolución, las partes habian llegado a ese acuerdo pero no sobre quién iba a ser el perito; entonces, se presentó la mediadora al juzgado, porque cuando se elige aquí mediador también se elige el juzgado, y solicitó se designara un perito de oficio. Aquí debe entenderse la originalidad, se designó perito sin que existiera demanda iniciada, una solución pretoriana, algo que va más allá de las meras normas procesales y, sin embargo, pudo resolverse.
Existen otros sistemas, como el alquiler de un juez. Llama la atención, es decir, se alquilan jueces jubilados, se los contrata, se les pagan honorarios para que tramiten ese asunto, ese juicio. Los oyentes, el oyente neutral, el oyente neutral es un sistema en el cual se contrata a un experto para que aconseje a las partes sobre la posibilidad de éxito o no, lo hace en forma neutral, en forma privada a cada uno, si vale la pena que negocie o no negocie. Otro sistema es el experto neutral en el cual el experto va a indicar a las partes si vale la pena llevar el juicio adelante, ya no la negociación sino el juicio adelante. Y como esos hay otros, como por ejemplo, la última oferta, es decir, cuando en la negociación se llega a un punto en que uno ofrece diez y el otro pide quince, se le ofrece al mediador que haga el papel de árbitro y resuelva, no como se hace comúnmente acá por mitades sino una de las dos posturas, la de quince o la de diez y eso insta a las partes a que por ahí se puedan acercar.
Es decir, hay una cantidad enorme de métodos posibles para resolver conflictos, y cuando se resuelve personalmente y sobre todo cuando se resuelve con el ganar – ganar, donde cada uno protagoniza su decisión, se está promoviendo la paz. Por eso creo que se debe poner el acento en estos temas, en estos métodos más que en el poder jurisdiccional.
Para terminar, quiero rescatar al poder judicial. Por supuesto que sería una falta de respeto enmendar a Montesquieu que fue el creador de los tres poderes. El poder judicial creo que tiene funciones muy importantes, más que resolver conflictos. La primera, que es importantísima, interpretar la norma, es fundamental. La segunda, controlar a los otros poderes, que es también fundamental; y la tercera, el monopolio de la fuerza, porque la justicia es violenta y ese monopolio debe conservarlo el Poder Judicial, y en segundo lugar, es decir, como algo residual, resolver los conflictos. Con esto termino. Muchas gracias. -¡Ahora, el maestro!- (Aplausos).

Dr. Edgar Romero: Previamente una aclaración. Los que estamos en el ejercicio de la profesión de abogacía, valoramos al Dr. Rodolfo Capón Filas como lo que es, un magistrado excelente que funda sus sentencias en la dignidad de la persona humana, y en los derechos fundamentales, con una visión humanista trascendente, plenamente identificado con nuestros valores y nuestros principios; es más, como lo consideramos como uno de los nuestros, por eso nos atrevimos a invitarlo a integrar esta mesa redonda y sabemos, -quizá el gran público no lo conoce todavía-, pero sabemos de la excelencia de su calidad profesional, intelectual, como magistrado y como científico del derecho, y de su prestigio internacional como bien lo manifestó el Dr. Mario de Almeida. Así es que ahora le vamos a ceder la palabra al Dr. Rodolfo Capón Filas.-
Exposición del Dr. Rodolfo Capón Filas:

Hablar de la función judicial es hablar de la tarea de concretar la justicia como valor en cada caso concreto. Todos los días me encomiendo al Supremo Juez quien dictará la sentencia definitiva en el Juicio Final y me encomiendo a un amigo entrañable que supo ser abogado y juez, Tomás Moro, para poder trabajar con paz, tranquilidad y humor.
Con esos dos personajes en la cabeza yo tomo el taxi y me voy al Tribunal.-¿Porqué tomo el taxi y no me voy en mi auto?, tomo el taxi porque son los dos únicos momentos que puedo hablar con la gente; porque un juez independiente no puede hablar con la gente, porque está encerrado en su casa, está encerrado en su oficina, está encerrado en sí mismo, está encerrado con el Supremo Juez. Hay que mantener una cierta independencia que en el fondo es una cierta soledad también. Entonces, la única manera de tener contacto con la gente que yo tengo son, el taxi y con los estudiantes universitarios que, es otra cara de la moneda, y con la cual también uno puede tomar contacto con la realidad. Entonces la primera pregunta que hay que formularse y que está picando en la mesa es ¿Qué son los jueces? Y creo que hay dos categorías: Una es que somos seres humanos que trabajamos de jueces, es un trabajo, por supuesto altamente político, altamente ideológico, pero es un trabajo, pero yo soy un ser humano; y, hay otros jueces que son jueces, que no son seres humanos, que son jueces. Esos que son jueces yo les llamo “los nacidos y criados” que es un término muy surero de tener dueño para el que nació de la Pampa para abajo es nacido y criado, sólo que no era el caso nuestro de mi familia, mi esposa y yo, eran inmigrantes, en la Pampa no éramos mix, no éramos nacidos y criados. En el tribunal existen los nacidos y criados. Los nacidos y criados, que a través del Consejo de la Magistratura de alguna forma se lo va mechando con abogados de la matrícula, abogados que vienen de la matrícula como vine yo de la matrícula al tribunal y de esa forma se compensa…los tribunales colegiados con los nacidos y criados y los venidos de afuera. Está destacada la composición. El tema pasa por la clase social, yo sigo creyendo que existen clase sociales, sigo creyendo que tiene razón Sancho Panza cuando le dijo Cervantes que una de sus abuelas le dijo que hay dos linajes en el mundo: los que tienen y los que no tienen. Yo sigo creyendo como Sancho Panza, que hay dos linajes en el mundo, los que tienen y los que no tienen. ¿A qué clase social pertenece el juez? Yo tengo dos grandes autores que a uno lo conozco personalmente que es el Dr. Daubler, alemán y otro que ya murió, Ripert, de Francia. He estudiado los dos, los dos planteaban la clase social a la que pertenecen los jueces. No nos olvidemos que antes de Montesquieu la justicia era un servicio que hacía el rey, no era un poder independiente sino un servicio que hacía el rey, recuerden la escena de Enrique VIII cuando decapitó a todos los amigos de él, estaba ejerciendo la función de soberano, de soberano rey.-
Con todo el respeto que le tengo a los dos autores, uno alemán y otro francés, que plantean, que hay que ver la clase social de donde vienen, planteo la clase social a la que quieren ir, a la que quieren pertenecer. Yo creo que los jueces se definen, no tanto por de dónde nacieron o dónde fueron criados, sino por adónde quieren ir. Alguna vez lo he hablado con Mario de Almeida, más de una vez, uno puede saber lo que puede pasar la semana que viene si tuviera un helicóptero, digamos, invisible, con un micrófono amplísimo, que pudiera recorrer, tomar un radio de sesenta kilómetros de la ciudad de Buenos Aires y veríamos mezclados a curas, políticos, jueces, abogados, empresarios, sindicalistas, banqueros, hablando de la semana que viene, jueces también. Entonces, esos jueces que también quisieran ser políticos, que también quisieran ser empresarios, que también quisieran ser seminaristas, que también quisieran ser ministros, esos jueces quieren pertenecer a una clase social. El problema es, si se acepta esa drástica descripción, tenemos que empezar a pensar cómo hacer para que las cosas vuelvan a la normalidad. Para que las cosas vuelvan a la normalidad hay un sistema, que es el sistema de juicio político; para que comprendamos lo que estoy hablando, en le proceso hay resabios de la nobleza, “Su Señoría”, “Vuestra Señoría”, “Corte Suprema” ¿Corte Suprema? ¿Monarquía? En la Pampa yo ligué multas procesales por no cumplir con el ritual procesal pues no le decía “Señoría” al Juez, le decía Señor Juez; señor juez, multa, señor Juez, multa, y me llamaba y me decía, ¡y encima me lo pone con minúscula!, ¡porque Usted tan tonto que lo pone con minúscula! Porque el reglamento de Ustedes está en contra de la constitución de la provincia porque la constitución de la provincia prohíbe los títulos nobiliarios, tiene razón…con ese tono, no me joda más…
La Corte Suprema, y ahí se abre otro juego, la Corte Suprema es un elemento muy peligroso y muy distorsionante en el Poder Judicial, estoy hablando muy en serio, midiendo las palabras muy en serio, aparte las tengo fresquitas en un montón de sentencias Es un elemento peligroso, la Corte Suprema baja línea ideológica y política la Corte Suprema es nada más que un tribunal pero el superior tribunal no es nada más que un tribunal para medir la constitución de una ley, nada más, por la Constitución. Ellos inventaron hace mucho tiempo el recurso de arbitrariedad, ese recurso de arbitrariedad convierte a la Corte en un tercer tribunal por eso mucha la demora que los abogados se quejan, y tienen razón, es porque la sentencia de cámara apelan a la corte y la corte abre o no le abre el recurso, y no es por constitucionalidad, es porque se le ocurrió. Prefiero una Corte Suprema que simplemente diga lo que es la Constitución y no que una Corte Suprema esté haciendo de tribunal de alzada que tenga muchas bocas de expendio En dos oportunidades, y a eso algunos de Ustedes lo sabe, en dos oportunidades me ofrecieron integrar la Corte Suprema de la Nación, y en las dos oportunidades yo dije que aceptaba pero solamente para el control de constitucionalidad, porque para mi es eso, lo otro, no. Entonces, la independencia del Poder Judicial comienza primero por donde entra el expediente, y termina con la Corte Suprema, que sigue bajando línea, entonces se convierte en un legislador, se convierte en un tribunal sujeto o no sujeto a los distintos vientos políticos del momento. Si dejo alguna propuesta, es insistir en la capacitación constante de los jueces, los secretarios. Hoy por hoy, soy partidario absoluto de los medios informáticos, hoy por hoy circula mucha información por correo electrónico, hay muchas revistas Web que se acceden prácticamente gratuitamente, si un poco nosotros pudiéramos incentivar eso, en los jueces y en los abogados, alo mejor el servicio de justicia sería mejor logrado. Esta es la experiencia que uno tiene, nada más. Gracias.

Diálogo entre panelistas y participantes

Dr. Edgar Romero: Gracias Doctor. Queda abierto el diálogo para hacer las preguntas que quieran realizar los participantes.
¿Ninguna pregunta?, ¿ninguna opinión?
Dr. Horacio Moavro: Es difícil; supongamos que yo quisiera disentir, tendría que encontrar, de cada uno de los panelistas, haber en qué puedo disentir, para agregar algo. Las exposiciones, realmente, con toda objetividad, creo que son perfectamente no sólo compatibles sino compartibles el fondo, pero creo que es una cuestión de énfasis. Eso no me va a resultar tan fácil, es decir, si tomo el discurso de Almeida, es una correcta exposición, pero hay un énfasis en lo no jurisdiccional que me resulta fuera de tiempo, es decir, tal vez podamos ir ahí si fuera como propuesta, pero lo está planteando como realidad. Yo comparto la virtualidad y la realidad de la tarea de métodos no tradicionales y las vías no jurisdiccionales, pero por favor no me saquen la preeminencia de la jurisdicción, en todo caso podremos establecer categorías funcionales y patrimoniales para uno y otro, pero yo quiero tener la garantía de la jurisdicción, siempre, en todo caso. No me basta la respuesta “que bueno, si las partes no se ponen de acuerdo…” porque hay mediadores y mediadores, hay conciliadores y conciliadores, y eso Ustedes seguro que lo saben más que yo. Yo he tenido más de diez casos y creo que las experiencias son poco gratas.-
Bien, …¡te salvaste Bruno!. No tengo observaciones, fue muy didáctico y coincido plenamente con lo que expusiste. Y a mi gran amigo súper juez de Cámara, nada de camarista, ni, sin superior, Juez de cámara, ahí también en una cuestión de estilo ese discurso que yo lo conozco; incluso lo conozco por sus sentencias, algunas valiosísimas, por cierto valiosísimas, originales algunas de ellas, no tan originales como las de un Juez, que en el tiempo nuestro de Mercedes, era muy peronista y entonces terminaba sus escritos de abogado y decía “SERÁ JUSTICIA SOCIAL” (risas). Me hace acordar a lo que estudiamos en la facultad y luego ya lo desarrollamos, alguno fue el Juez (Mañón?) - ¿Quién no tiene una simpatía superlativa por él?. Este Juez es un abogado que, para hacerlo telegráficamente, juzgaba conforme a los hechos a partir de su bondad, al margen del derecho, no contra el derecho, no quiero decir eso de ningún modo. Lo que sí digo, y el ejemplo del amparo, si bien comparto la tesitura, no es así, ¡ojo!, pero el amparo al día de hoy es un amparo reglado. Si yo quiero tener la garantía de un amparo reglado que no me venga alguien que me meta un amparo y que me deje petiso cuando no tiene razón desde el punto de vista jurisdiccional. Por eso digo, de acuerdo con los tres, pero hay una cuestión de énfasis que me parece que conviene que sea dialogada, gracias.-
Dr. Mario de Almeida: Voy a empezar por, antes de contestarle a Horacio, con un breve comentario: Hace poco voy a Morón y presento un escrito en Mesa de Entrada y le digo a la chica, me puede poner el cargo y me dice, no doctor, no le puedo poner el cargo porque eso no es un escrito, ¡pero cómo no va a ser un escrito!, porque yo hace muchos años que ya no pongo “SERÁ JUSTICIA”, pongo Proveer de conformidad, - no me dijeron que en los escritos hay que pone Será Justicia - , bueno… era una chica joven, por supuesto que recién empezaba, pero es un comentario.-
Con respecto a Horacio, yo vuelvo a repetirte: no creo que se deba eliminar la jurisdicción, ya dije que el poder judicial tiene funciones muy importantes, pero sí pongo el énfasis en los métodos alternativos. Yo les podría poner ejemplos que la justicia no me puede resolver: la impugnación de una asamblea, la retención de un buque en el puerto, se tiene que levantar, es decir, no puede quedar más de veinticuatro horas, porque cada veinticuatro horas son costos tremendos. Tuve un asunto hace unos años de un alumno que lo aplazaron en el Colegio Nacional, se equivocaron en la nota, fue un examen que dio de matemáticas, la matemática es una ciencia exacta y le tomaron por error a un alumno de primer año una ecuación de cuarto año, donde había tantas incógnitas, imposibles de resolver para un alumno de ese nivel. Planteó un amparo. Se resolvió cuando estaba en cuarto año y lo intimaron al Colegio que lo vuelva a reincorporar, fuero cuatro años en otro colegio, es decir, hay situaciones que no tolera, el cambio es tremendo, es decir, hoy nos comunicamos con todo el mundo, los negocios se hacen en horas. Lo que nosotros estudiamos, aquellos contratos a distancia, que mandábamos la carta, que venía la carta, eso ya pasó a la historia ¿te das cuenta?, no digo con eso que no se deba mantener la garantía del poder judicial ¿no?, es decir, como una garantía del juez ante arbitrariedades, etc., etc. Pero en muchas situaciones este momento no tolera, por más que se modifiquen, y creo que hay que modificarlas como decía Ángel Bruno. Hace poco me comentaba el secretario de un juzgado que habían hecho una experiencia, una experiencia teórica ¿no es cierto?, ¿cuánto podía durar un desalojo con sentencia de cámara? Llegaba el expediente, lo despachaban al día, al día siguiente mandaban la cédula, etc. ¿Y cuanto duraba un desalojo?, un año y un mes, de acuerdo a los plazos procesales porque los plazos son muy estrictos. Yo por eso te digo; mi énfasis está en eso. Al contrario, yo tengo gran respeto y consideración por el Poder Judicial; creo que tiene funciones muy importantes y por supuesto vuelvo a repetir no voy a inventar acá… pero por eso pongo énfasis en eso.
Dr. Ángel Bruno: Quiero agregar un par de cositas. Me parece que efectivamente es una cuestión de énfasis y no de divergencia, yo creo que Horacio tiene razón y yo avalo esa posición, de que lo jurisdiccional tiene que seguir existiendo y que no podría suprimirse en función de otro sistema, digamos…Pero es obvio que, en la medida en que haya voluntariedad y, que no me obliguen, yo puedo elegir al carnicero de la esquina para que resuelva mi conflicto, si yo creo que es un hombre probo y de sentido común el carnicero de la esquina y yo tengo un problema con mi vecino, ¿vamos a ver a Don Cholo que nos resuelva el problema?; y en eso no se puede meter la justicia obligatoriamente, pero, si yo no quiero ir a un mediador que no tengo ánimo porque a lo mejor estoy peleado por lo que diablos fuera, necesito el espacio judicial organizado, que se que me va a brindar justicia definitivamente, esto es lo que creo. Y también está un tema que vos dijiste, la potestad de la coacción, la coacción que es el uso de la fuerza en caso de incumplimiento, no lo puede tener un mediador o un árbitro, lo debe tener, obviamente, alguien investido institucionalmente para ello, que es el juez. Ahora, es cierto que cuanto más se desarrolle el método alternativo más fácil va a ser, porque ahí cambian los procedimientos y cambia el clima básicamente. Es como en vez de ir a un oscuro y difícil edificio de subir, y que el que va por primera vez se muere de miedo; esto es en una mesa, tomando café, todo iluminado, es otro clima, facilita mucho más la resolución del tema.
Dr. Mario de Almeida: Adhiero totalmente a lo que acaba de decir “Cacho” (Bruno), estoy totalmente de acuerdo.-
Dr. Edgar Romero: Dr. Manterota, adelante.
Dr. Alberto Manterota: (Al estar ubicado el Dr. Manterota muy lejos del alcance del grabador, no se grabó su pregunta, por lo que es imposible reproducirla.
Respuesta del Dr. Mario de Almeida: Los grandes problemas se están resolviendo hoy en las mediaciones, no las cosas de menor cuantía, porque es en los grandes problemas donde se necesitan soluciones urgentes. Yo, en estos momentos, estoy como mediador, no como abogado en una sucesión donde hay tres estancias y dos hermanas que tienen tremendos conflictos. Cuando llegamos el primer día a la mesa nos miramos los abogados con una cara de bronca, que no nos tomábamos un café; van siete reuniones y recién estamos empezando y se va a resolver. Es muy difícil resolver esto, los grandes problemas son los que se están resolviendo hoy con la mediación. Porque no toleran ese plazo, un juicio entre dos hermanas que tienen que dividirse una estancia, y una hermana le dice a la otra, sostiene que la otra constituyó una sociedad con la madre para defraudarla y que además la instó a que haga un testamento para perjudicarla a ella; si se resuelve en la justicia estas dos señoras no lo van a aprovechar, lo van a disfrutar las hijas porque se van a morir antes; y lo estamos resolviendo en poco tiempo.
Ing. José María Galante: Yo no soy abogado pero me interesaría que Ustedes nos comenten algo sobre los conflictos actuales, o cómo ven Ustedes las cosas. Por ejemplo: un conflicto que tiene que ver con la justicia que es el tema de las cárceles, no se si es un tema que Ustedes lo soslayaron o excede un poco los objetivos de la jornada. Y el otro tema del que me gustaría saber la opinión de Ustedes y que se está tratando ahora, es si la Suprema Corte de Justicia de la Nación va a tener siete o nueve miembros.
Dr. Ángel Bruno: Yo particularmente soy de la idea de que sería mejor si se queda con siete, pero me parece que la voluntad política del Ejecutivo es que sigan nueve y que esa voluntad política la va a imponer en diputados o en el Senado. Me parece que el proyecto que presentó un grupo importante de legisladores para bajar el número no va a prosperar. A lo mejor en diputados prospere porque el proyecto había sido firmado por unanimidad en la Comisión de Justicia, en ese momento el Ejecutivo no se había expedido y a todos les parecía razonable que no siguiera nombrando, más bien había una cierta presunción que Kirchner no quería seguir nombrando para que no se le dijera que nombraba a gente amiga. Actualmente en la Corte hay ciento cincuenta funcionarios. Cuando se elevó de cinco a nueve, se triplicó el número de funcionarios dentro de la Corte Suprema, pero yo creo que en el Senado lo van a parar, van a seguir nueve.
Dr. Rodolfo Capón Filas: La importancia del funcionario: hubo una famosa funcionaria, que, obviamente, me comprenden las generales de la ley y no les puedo decir quién es, que es la que hacía la parte laboral, la mina esa, porque no tengo otra clasificación para darle, esa atorrante, otro calificativo, ¡daba turnos, y daba audiencia! “¡Véngame a ver de acá a quince días!” Y por ella pasaban todos los juicios laborales. Esta señora se acerca un día, en el Congreso mundial que se hizo en Buenos Aires, me busca, yo no la conocía físicamente, me busca en la recepción de la habitual… “Hola, Señor Capón Filas, soy fulana de tal…! – ¡ha! Usted es mi superiora técnica!, mucho gusto doctora…” y ahí ya se largó… “escuchá, pónganse de acuerdo en la Sala VI, porque tengo siete personas para atenderlos a Ustedes nomás”; le dije: usted tiene un grupo de tarea solamente para atender los votos nuestros… A mi no me contaron cómo son los ciento cincuenta funcionarios, es una barbaridad y porqué esa barbaridad, ¡porque a la Corte Suprema llegan juicios que no tenían que llegar nunca! Empezando por el propio Estado…”
Dr. Angel Bruno: Fue Cavallo, como tenía problemas con el sistema previsional al que desvalijó con este tema de las AFJP por un lado, Cavallo necesitaba tener plata, entonces, que los aportes previsionales vayan a ala s AFJP, entonces les obligaba a comprar bonos del Estado y en vez de ir al sistema previsional iban a la tesorería general del país. Además, bajó los aportes previsionales; resultado: se llenó de juicios el sistema previsional. Entonces Cavallo dijo: vamos a demorarlo hasta el infinito, entonces obligó, y por ley salió así, de que todos los juicios previsionales terminaban en la Corte Suprema de Justicia y después acusaba a los abogados de hacer la industria del juicio. Vale decir, en un caso “A” siempre los jueces resolvían a favor de “A”, y Cavallo dijo, “bueno, ahora lo vamos a mandar a la Corte Suprema”, entonces los abogados qué teníamos que hacer, y, en ese caso, seguir insistiendo con un juicio en vez de resolver él directamente del ANSES toda la cuestión. Fue realmente una trampa impresionante que le hizo al país, al sistema y es lo que dice el Dr. Capón Filas: abarrotó de trabajo a los jueces.
Dr. Edgar Romero: Bueno, como nos están llamando para almorzar, por último, tiene la palabra el Licenciado Jorge Lema y cerramos esta parte de la jornada.
Lic. Jorge Lema: En primer término quería manifestar que Bruno me ayudó mucho a mi, al menos, a ordenar, que no soy abogado, vengo de la sociología, de la cosa más desordenada, más caótica, etc. o sea, que me ayudó mucho a ordenar la problemática del derecho y donde uno puede encontrar, o dónde debe buscar los problemas y las deficiencias, para los que la sufrimos nada más, en todo caso, que compartimos o que pretendemos compartir con los que sufren esos problemas. Lo de Mario Almeida, vuelvo a insistir, yo no soy hombre del derecho, pero, sobre el planteo de la mediación, sí conozco el tema completo y lo valoro. Desde la sociología es un tema muy estudiado y realmente siempre creemos en la posibilidad de administrar el conflicto y la búsqueda de superación del conflicto, pero, me parece, que llevado eso al extremo de cuestionar el ordenamiento jurídico institucional, por decirlo así, no se si lo digo bien, se podría estar cuestionando la propia existencia de la ley, porque si la relación entre las personas en el fondo se resuelven por una relación de subjetividades, que a uno le interesa la cáscara y a otro la pulpa, ¿qué sentido tendría la ley! ¡por ahí me equivoco!, pero, entonces me da la impresión, que, no se… que sería un poco apresurado de mi parte aceptar una cosa de esta naturaleza. Digo esto para matizar, para contradecir un poco y crear un poco de debate ¿no?. Este es un tema, la otra cosa es con lo de Capón Filas que como siempre, por suerte para los que lo escuchamos, genera más preguntas que respuestas, es decir, nos moviliza, por lo menos a mi me moviliza. Tiraste ahí una pila de cosas, pero sería interesante, ponernos a pensar, porque vos citás, quizás como los puntos fuertes donde descansa el problema del derecho, en realidad, a variables o consideraciones de naturaleza social o psicológica incluso, es decir, vos nombraste alguien sea razonable, que se a aplomado, que tenga compromiso, que sea responsable y todos estos son elementos ajenos al derecho, aparentemente. Pero ya, y se me había ocurrido pensar que un próximo tema podría llegar a ser “cultura y jueces” ¿no?, es decir, como es su cultura, hacia dónde quiere ir el juez, ¿de dónde viene? si es pensamiento realmente original ¿no?. Entonces, pero cómo se soluciona o qué cosas debemos pensar para tener una justicia donde el juez tendría que tener, donde sería más importante estas cosas que conozca de derecho, es decir, lo importante es que sea lógico, que sea sensato, y me permitiría agregarte una palabra, que sea “maduro”, el tema de la madurez ¿no? El tema del sentido común que a veces resuelve tantas situaciones.
Dr. Rodolfo Capón Filas: Yo te contesto con la palabra de la ley. Cuando plantean los métodos alternativos, el método alternativo se generó o no se generó y no la forma como lo están haciendo ahora, en la vieja ley del contrato de trabajo el art. 15, “las partes pueden llegar a un acuerdo que sea razonable y justo, se homologará si el funcionario que homologa está de acuerdo con que han llegado a una justa composición del derecho”, palabras exactas de la ley, la otra palabra exacta de la ley, que es lo que vos decís, la uso a veces en la sentencia y se pone loco el segundo voto, eso porque a mi me encanta joder, cuando puedo, si no es muy aburrido. En el despido, el art. 245 dice que “el despido debe ser valorado prudencialmente por los…” es decir, que si se supone que el juez es un hombre prudente, y sensato; se supone que acá debe ser doblemente prudente y doblemente sensato, es decir, no es otra cosa que la que te plantea Bruno, que es la capacitación constante del candidato.
Lic. Jorge Lema: Un tema que quiero dejar aunque me hubiera gustado entrar, era el tema de las prescripciones en la justicia, de esta nueva ley que apareció en diciembre y que permite prescribir pero no quiero sacar el eje para nada, lo dejo como alguna cosa que en algún momento me gustaría….”
Dr. Mario de Almeida: Yo te contesto en dos palabritas. Aunque te sorprenda un poco, hay veces que las partes las pueden derogar, que son la mayoría y hay otras leyes de orden público que no se pueden derogar, aunque te choque un poco, pero eso es muy cultural, siempre sabemos nosotros ¡ojo con lo que firmo!, yo quiero leer lo que firmo porque lo que firmo me obliga, la ley te va a decir te obliga como la ley misma ¿porqué? Porque en muchas situaciones, en las mayoría de las situaciones, en las relaciones privadas, las partes nos podemos apartar concretamente de lo que dice la ley, la ley dice dada tal circunstancia, pasa esto y, nosotros podemos decir que, dada tal circunstancia, pase otra cosa, y es posible, siempre que no sean leyes de orden público ¿te das cuenta? Que son aquellas que no se pueden derogar y que esa es también facultad de los magistrados ¿no es cierto?, mantener eso.
Dr. Edgar Romero: Tiene la palabra Alejandro Lombán.
Sr. Alejandro Lombán: Era simplemente para dejar planteado un tema, que excede, me parece, lo meramente jurídico, en el sentido siguiente: por ahí me parece que hay cosas que también distorsionan mucho el funcionamiento del poder judicial o de la justicia y que es la intromisión del poder político, es decir, el avance de los estados de excepción que originalmente estaban pensados para casos de guerra o de ese tipo de cosas y que se han ido extendiendo, mucho lo veo, no soy abogado tampoco, pero desde otros ámbitos, la emergencia económica, la emergencia del orden que uno quiera y que a través de la legislación o a través de las decisiones del Ejecutivo interfieren en el funcionamiento de la justicia, tirándole a la justicia cantidades impresionantes de juicios, de cosas que deberían haber sido resueltas en el ámbito legislativo y no en el ámbito judicial, caso del corralito, por ejemplo, bueno, ni hablar… Lo dejo como tema, porque me parece que visto desde arriba, desde afuera de lo meramente jurídico distorsiona mucho el funcionamiento, digamos, de la prestación de servicio de justicia porque vuelve a la justicia inoperante en el sentido de que tiene tanta carga que no resuelve nada, como que resuelve extremadamente poco para lo que la sociedad necesita.-

Dr. Edgar Romero: La reunión pasa a un cuarto intermedio hasta las quince horas para tratar sobre los objetivos y programa de actividades del grupo Nazaret.-

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